7. Moher (IRL) – Maghera Cross (UK)

Al despertar a media mañana el lugar al que nos dirigimos con las bicis ya estaba atestado de coches, cámaras, poses para la posteridad, y, entre los más niñatos, bravuconadas jugando con la muerte segura de despeñarse, según zonas, más de doscientos metros de caída libre.





Como pasa en otras fotos de precipicios que aparecen en relatos de sitios parecidos, hay que decir que no reflejan ni una ínfima parte de la sensación de vértigo que se siente al asomarse a estos balcones sobre el vacío. Una corriente eléctrica hormigueante te llega hasta la punta de los dedos, te estremece de arriba a abajo... con un sudor frío que empapa las manos...

Un lugar impresionante. No hay palabras. Te sientes pequeñito frente a la inmensidad de la naturaleza.

En la gasolinera de Kinvarra (en la católica Irlanda los domingos se cierra todo) nos despacharon el pan y junto al coqueto cementerio, que comparte aparcamiento con la iglesia, nos comimos unos bocatas riquísimos como lagartijas al sol.

Cuando íbamos a aparcar en una tranquila calle de casas unifamiliares a las afueras de Galway, cerca del puerto



apareció la muy anglosajona creencia de que todo lo que está delante de tu casa también es tuyo en forma de señora ofuscada que no podía creer que, estando toda la acera vacía, aparcáramos precísamente nada menos que delante de su puerta, que por supuesto no tenía garaje ni vado permanente ni nada de nada.

Nos corrimos un poquito hacia adelante justo delante de la vivienda siguiente, que tenía pinta de estar vacía y con signos de abandono: allí donde fueres, haz lo que vieres. Por si acaso.

La High Street del sitio tenía una agradable animación y nos tuvimos que apear de las bicis para no molestar.



Recordemos: domingo por la tarde. Fuimos de acá para allá, nos pusimos tibios,



en fin, lo normal a la hora de merendar... luego algún local para apoyarse en la barra... hasta que nos apeteció seguir viaje (repostando en Ballindine) hacia un sitio más bonito todavía: Sligo.

Que no llega a veinte mil almas, pero es recogido, apacible, donde las comisarías parecen casas de enanitos (allí nos regalaron un plano turístico),



las torres castillos de Blancanieves,



y las calles canales donde el tiempo discurre pausadamente.



Nos gustó este escaparate de hogares eléctricos con brasas artificiales (el de la derecha no estaba mal por casi doscientos eurillos):



En una capilla del centro, unos niños salían de tomar por primera vez a Jesús Sacramentado, con gran parafernalia de familiares disfrazados de bien vestidos. Más o menos como hacen aquí sus correligionarios.

En el fondo, todo se ajusta a un mecanismo social para evitar el rechazo: los niños hacen la primera comunión porque también la hacen sus compañeros de clase; de adolescentes algunos frecuentan los grupos parroquiales porque se puede ligar más; y de mayores, las mujeres se casan por la iglesia para no disgustar a mamá y de paso para parecer princesas por un día. Como la Leti.

Y, claro: los maridos, si no comulgan con esta teoría, tienen que aguantarse. Porque, si no, no copulan.



Esta teoría, que me confesó hace tiempo un amigo, puede ser cierta o puede que no, pero no me neguéis que tiene su fundamento antropológico.

En la localidad de Bundoran, con un poco de hambre, no nos metimos en el restaurante chino de la travesía porque nos pilló un poco a bocajarro para tomar la decisión, así es que la cena la hicimos más adelante, por la N15, en Donegal.



Por esa estrecha franja de terreno por la que Irlanda del Norte (UK) no llega a tocar el oeste de la isla, avanzamos un poco más sin salir de la Irlanda republicana. Es la única frontera que no es marítima que tiene que defender Su Graciosa Majestad.

Luego, a la altura de Londonderry, entramos por fin en el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, que es como se llama oficialmente lo que todo el mundo conoce por las dos primeras palabras.

Un conflicto histórico largo y complejo atormenta de violencia a este territorio desde la división de la isla de Irlanda en 1921. Imposible de resumir, pero es algo así como una lucha eterna entre los católicos republicanos de Irlanda contra los unionistas protestantes, partidarios de que Londres siga ejerciendo su soberanía e influencia sobre este territorio que oficialmente pertenece al Reino Unido. Mezcla de política, religión e historia. Una bomba de relojería.

Así se vería por la mañana el aparcamiento donde de madrugada conseguimos llegar en medio de la lluvia, pasado Coleraine, en la A2, a la altura de Port Ballintrae, al borde del acantilado de Maghera Cross.

Adoramos dormir en los campers cuando llueve mucho. Es una gozada.





Viaje completo Etapa > 1| 2| 3| 4| 5| 6| 7| 8| 9| 10| 11| 12| 13| 14| 15| 16| 17| 18| 19| 20| 21| 22| 23| 24| 25| 26| 27
Viaje completo Etapa > 1| 2| 3| 4| 5| 6| 7| 8| 9| 10| 11| 12| 13| 14| 15| 16| 17| 18| 19| 20| 21| 22| 23
Viaje completo Etapa > 1| 2| 3| 4| 5| 6| 7| 8| 9| 10| 11| 12| 13| 14| 15| 16| 17| 18| 19| 20| 21| 22| 23| 24| 25
Viaje completo Etapa > 1| 2| 3| 4| 5| 6| 7| 8| 9| 10| 11| 12| 13| 14| 15| 16| 17| 18| 19| 20| 21| 22| 23| 24| 25| 26| 27| 28| 29| 30| 31| 32| 33
Viaje completo Etapa > 1| 2| 3| 4| 5| 6| 7| 8| 9| 10| 11| 12| 13| 14| 15| 16| 17| 18| 19| 20| 21| 22| 23| 24| 25