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El área de servicio donde habíamos dormido tenía un atractivo bufé lleno de salchichas. ¿Y dónde mejor que aquí para probarlas? Pues eso: comimos cómodamente y aprendimos una lección: cuando uno aparca de forma que hay que salir marcha atrás, es mejor recordar qué hay detrás.

No hace falta explicar adónde fue a parar la farola que había justo al lado del maletero… Con lo que duelen los palos de chapa cuando estimas un poco tu bólido, aunque sea corrientito…

Con la pena en el alma y el bollo en la carrocería, nos hacemos clientes, con varios vecinos jóvenes más que andaban a lo mismo, de la lavandería



que hay nada más entrar a Bonn por la calle Reuterstrasse, junto al enlace 7 de la autopista de circunvalación A565, en el barrio de Poppelsdorf. Es tradicional que estos establecimientos suelan estar haciendo esquina. Y éste lo estaba.

En cuanto lavamos y secamos en el propio local nos acercamos a Colonia, que está a tiro de piedra. Es la ciudad con más marcha del país. Y en tema de libertades, apertura y vanguardia, es como un Amsterdam a la alemana.

Además es un lugar muy bonito.



En un concurrido local nos quitaron 100 DM al descuido. Pero no fue nada que no pudiera remediarse. En su consecuencia, cenamos baratito en el Mc Donalds en vez de en otro sitio y planchamos más tarde la oreja en la autopista que lleva hacia Luxemburgo para olvidarnos de la pena.