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Tras repostar en el propio área en donde habíamos dormido, nos acercamos un poco más hacia Chambéry y almorzamos en el aparcamiento del Lago, antes del túnel. Cuando estábamos en ello se acercó una furgoneta de gendarmes que de modo expeditivo sin mediar más aviso intentaron abrir sin éxito la manilla de la puerta del conductor.

Con flema británica, que es lo que peor sienta en casos así, abrí dos dedos la ventanilla y les pregunté qué querían. Luego ya nos obligaron a bajar y no hubo suerte: registraron lo que quisieron, porque en Francia, según nos explicaron, la legislación sí permite entrar en vehículos-vivienda. Pero al final hubo buen rollito y dos de ellos se pusieron a jugar con los mapas en la pantalla de la Jenny, que es como llamamos cariñosamente a nuestro navegador Pioneer AVIC X1 con voz de mujer. Como Los Morancos.





Durante la visita a la ciudad de Chambéry nos acompaña una buena nevada toda la tarde. Aquí, justo empezaba:



Al final de la cual, con precaución (la Alta Saboya son plenos Alpes y estamos en invierno todavía), nos acercamos hasta escasos dos kilómetros antes de la frontera suiza, cenamos en el Mc Donald's de Etrembières y en su aparcamiento, por cuanto éramos clientes, pernoctamos sin más problema.