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La mañana empezó estrenando la lavadora Jata 582 de la que ya se ha hablado en este hilo, aprovechando que nos habíamos situado muy cerca de los WC del área.



En la siguiente, la de Loupian, comimos. Y en la de Montpellier nos hicimos con la Guía Roja Michelin de Francia del año en curso. No sólo es la Biblia gastronómica (fue la de este país la más antigua en publicarse, hace ahora casi 110 años), sino que resulta muy práctica por la cantidad de mapas urbanos e indicaciones turísticas que ofrece de cada localidad.



Después de darle de beber a la furgo en el Carrefour, nos metimos en el aparcamiento descubierto de Los Arces, bajo el imponente acueducto, para ver qué había de nuevo en la ciudad. Por aquí pasamos con frecuencia, un par de veces al año, y siempre hay cosas por descubrir.

Por ejemplo una surtidísima frutería llevada impecablemente por un francomagrebí en la que a buen precio hicimos la compra de frescos, o un bonito recorrido por la Promenade Peyrou, desde donde hay unas panorámicas estupendas de la ciudad.

Una vez de nuevo en la A7, cenados en el área de descanso de St Aunès y descansados en otras, pusimos el huevo finalmente en la de Montélimar, muy cerca de tres chavales que se preparaban también para dormir en una California T4.

La noche fue bastante fría y de ello se aprovechó un batallón de streptococcus que se nos quedó a vivir unos días en las vías superiores. Menos mal que en el armario pequeño solemos llevar una farmacia en miniatura.