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El ruidito infame de una cortadora de césped y un control policial dentro del aparcamiento nos hicieron decidir rápidamente por el desayuno. En estas reacciones de la vida diaria uno necesita muchas veces de algún catalizador…

El Auchan (Alcampo) de la ciudad nos sirvió para lavar el coche y repostar dulces. Luego, en la gasolinera de Graincourt lo rellenamos de agua y guías turísticas de las regiones del norte del país.

Tras comer muy tarde en otra parada de la autopista, casi al ocaso, nos acercamos hasta el fotogénico Chateâu de Chantilly.

Una de las cosas más recientes por las que es famoso este lugar fue el pantagruélico y desaforado bodorrio que celebró Ronaldo con la bien alimentada Daniella Cicarelli.

Aunque no le valió de mucho a juzgar por la famosa folladita debajo del agua en la que la han pillado hace poco en este video:



Otro descanso en la concurrida área de Chennevières nos dejó a tiro de piedra de París en donde entramos por el barrio de St Dennis, el del Estadio.

Plantamos la Marco Polo en el sitio que quisimos frente a École Militaire, desde donde seguramente mejor se ven los espectáculos nocturnos de iluminación a colores o chiribitas del poste eléctrico más famoso del globo (No, no tiene nada de Photoshop).



Y con esta vista cenamos en la furgo. Pocas veces en la vida se come tan barato y con tan buen decorado…

El dormir lo fijamos en el enorme Bois de Vincennes, un poco apartados de la zona de puterío para estar más tranquilos.

Al igual que sucede en la avenida Carlomagno de Lyon, las cuquis viven en este bosque en sus furgonetas blancas y, si están libres para recibir, ponen una vela encendida en el lado interno del parabrisas. Si están entregadas a la faena o por el contrario no la tienen ni la quieren, pues la apagan. Así de fácil.

Nosotros hicimos lo mismo: apagamos… y nos pusimos los tapones en los oídos.