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Limpiamos el WC químico en la alcantarilla sobre la que estratégicamente nos habíamos situado y nos entregamos al poteo por la Parte Vieja, paradigma de los paradigmas del concepto de tapa. Eso sí: a precio de plato.

¿Mi preferida? El Saquito de gambas con queso. Para el que no la haya probado, es una bolsa de delgada pasta filo rellena de crema de queso con el marisco y atada para que no se abra con hilo de puerro. Se fríe fuerte un instante y se toma crujiente de un bocado. Que es difícil de olvidar.

Como no podemos olvidarnos de la degustación que cenamos en casa de Arzak después de dejar preparada la furgo, limpia y repostada en Anoeta.

Carabineros con morcilla, Merluza al cacao, o las Frutas pomposas, un postre que imita a un volcán en erupción. ¿Qué decir de esta casa que no se haya dicho ya?

Como las vacaciones aún tienen unos días más, nos alargamos hasta Biarritz y Bayona para acabar durmiendo en la autopista a la altura de Labenne.