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Hace quince años supe por la madre de un amigo que se vendían por una pasta (50 000 pesetas de entonces) unos aparatos parecidos a los aspiradores que prometían insuflar ozono [sic] mediante un tubo flexible hacia una alfombrilla de plástico hueca que se situaba en el fondo de las bañeras.



Y dije... ¿y esto no se prodría hacer con un aspirador viejo... pero montado al revés, es decir, usando el aire que expulsa por el filtro en lugar del que aspira por la boquilla…?

Siguiendo con las aplicaciones de las que podemos aprovecharnos reutilizando viejos electrodomésticos, hoy os voy a mostrar cómo hacer de la bañera de casa un hidromasaje completamente válido por apenas 18 euros.

Sabiendo que un jacuzzi de los de oferta sale por unos 600, instalación aparte, la cosa no sólo merece la pena en plena crisis sino que nos deparará estupendos ratos de relax, lectura y musiquita dándole una segunda oportunidad a viejos aspiradores domésticos como este robusto Electrolux que recuperé de la basura y que sigue funcionando perfectamente.



Para hacer este inventillo sólo hay que buscar un lugar para esconder el aspirador, como por ejemplo el cajón de la persiana o el hueco de debajo del poyete de la propia bañera (esto nos obligaría sin embargo a retirar algunos azulejos)



en donde practicaremos unos pequeños orificios para permitir la entrada de aire justo por donde se suele enchufar el tubo flexible al aparato.



Tras insonorizar sólo el lado del cuerpo del electrodoméstico que da hacia la habitación (para evitar recalentamientos) con fibra de vidrio u otro aislante más moderno con el fin de que los dB no superen los niveles de confort,



acoplamos un tubo de cobre de 15 mm ø (del normal de fontanería) al orificio por donde sale el aire del aspirador, una vez retirada la rejilla y el filtro que lo cubre. Para ello, si es necesario, usaremos un racor de reducción, normalmente de 28 a 15 mm ø o mayor.



Por estética, llevaremos el tubo de cobre dentro de una canaleta de PVC hasta un punto de cómoda toma bajo la grifería





terminando en una curva y un racor de 15 mm ø a rosca macho de 1/2", lo que constituirá la discreta parte fija de la instalación.



Sólo en el momento en que deseemos darle gustito al cuerpo usamos la parte portátil acoplando un latiguillo flexible hembra-hembra de 1/2" y una pieza también de cobre de 15 mm ø en forma de U cuyos extremos terminen en tapones ciegos y en cuyo centro haya una TE y un racor de 15 mm ø a 1/2" macho también para acoplar al otro extremo del latiguillo. Todo pintado a spray del color de la bañera y depositado en el fondo antes de llenarla de agua.







Con el fin de beneficiarnos de las ventajas físicas de dinámica de fluidos descritas en el principio de Bernoulli, a las ramas más cercanas a la TE



les practicamos orificios de salida de aire (de 2 mm ø) separados 20 mm y a las ramas más alejadas con un intervalo menor, 10 mm.





Así la salida de aire será uniforme en el perímetro entero y gozaremos de burbujas chisporroteantes por todas las regiones de nuestra anatomía...

Para que todo sea supercómodo, el aspirador lo enchufamos en una base shuko accionada por infrarrojos, que también meteremos oculta, y que podemos encontrar ya en cualquier gran superficie y en tiendas de material eléctrico, normalmente en paquetes de varias tomas con un único mando.



Así no hay que moverse de la bañera para accionar y apagar el hidromasaje y eliminamos cualquier riesgo de shock eléctrico.



Cuando no lo usemos, no es necesario tenerlo todo en el fondo de la bañera, sino colgado en el sitio que nos resulte más cómodo, lo que adicionalmente permitirá la salida del agua residual por los orificios inferiores y reducirá la corrosión en el futuro.





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