Creo que he conseguido enfocar por fin la idea que el compañero squidwhite expuso indirectamente



en este hilo
y aplicarla de manera muy sencilla y sin riesgos de intoxicación a nuestras furgos por un coste ridículo y una alta eficiencia. A ver qué os parece.

Antes de ponerme a hacer los moldes y a agujerear, quiero muchas opiniones vuestras para aquilatar la cuestión.

Recordemos que se trataba de calentar una superficie desde abajo por medio de velas de parafina para que por convección el calor acumulado en ella se difundiera por la furgo durante el tiempo que durasen las velas. Como medida de seguridad para no consumir el oxígeno del habitáculo, se suministraba aire limpio por un tubo mediante la impulsión de un ventilador de fuente de alimentación de PC y, a continuación, el aire enrarecido fruto de la combustión en una cámara estanca por agua se evacuaba al exterior de la furgo por otro conducto. Ambos podían pasarse a través de alguna rejilla hecha en una ventana.

Perfeccionando esta magnífica idea se me ocurre lo siguiente:

1. Sustituir las velas de parafina por uno de los hornillos de la cocina (13). Así la autonomía será de muchísimas noches y bastará con tener una bombona de gas butano de repuesto en el maletero.



2. Sustituir el cierre hidráulico de la idea anterior por una goma circular (12) que obtendremos en cualquier tienda de repuesto de automóviles, ollas exprés, etc. Así la combustión de la cámara permanecerá estanca con respecto a la zona habitable de la furgo.



3. Impulsar el aire limpio proviniente del exterior a través de una bomba de aire que construiremos con una caja de plástico con un ventilador de PC (3), pero canalizándolo de modo oculto por debajo de la encimera (12),



dentro de los muebles (15). Esto se hace muy fácilmente con dos racores de salida de depósito (uno para la chapa de la carrocería y otro para la encimera) y un latiguillo flexible de fontanería (4). Así no hay que tocar para nada la ventana (1).



4. Por lo mismo, evacuar el aire viciado con un recorrido paralelo (5).



5. La cámara de combustión (11) se haría mediante un molde circular que construiríamos con dos recipientes de plástico (de cualquier bazar), uno menor que el otro. Se rellenaría de mortero refractario para que conserve y difunda mejor el calor. La mezcla es sencilla: arena refractaria y cemento gris en proporción 2/1. Antes de fraguar, embutiremos la goma (12) por un lado y unas laminillas de aluminio (14) por el otro,



que ayudarán a disipar el calor hacia arriba. Son muy sencillas de encontrar regaladas en las tiendas de informática: cada día tiran a la basura un montón de fuentes de alimentación de PC estropeadas.

Como la carcasa (11) de mortero es pesada, ayudará a que la goma (12) quede muy bien ajustada al acero inoxidable de la encimera y no deje salir ni entrar nada de aire de la cámara de combustión hacia el habitáculo. Todo el circuito de comburente se hará a través de los latiguillos desde y hacia el exterior.

Justo donde salen los conductos a la chapa de la carrocería se pondrían unos capuchones plásticos discretos del color de la pintura con las aberturas hacia abajo para que no entrara el agua de lluvia ni de los autolavados.



6. La convección del calor acumulado en la parte superior de la cámara se difunde bien, pero se difundirá mejor y optimizará el rendimiento si la cámara tiene un sombrerete (10), del mismo u otro material, provisto de otro ventilador de PC (9) embutido en el centro.



Efectivamente, el aire frío o templado del habitáculo que circunda este calefactor (6) pasará de forma forzada desde los orificios inferiores del sombrerete (7)



y, habiendo intercambiado calor desde las laminillas de aluminio (14) y la propia superficie del techo de la cámara de combustión, saldrá ya caliente impulsado por el ventilador (9) hacia arriba (8). En el caso de las Marco Polo, la forma de la tapa de la encimera (2) ayudará a una mejor convección hacia el centro de la furgo.





Con todas estas mejoras, creo que podemos hacernos una buena calefacción adicional segura por no más de 30 ó 40 . Yo pienso hacerla en cuanto la idea esté bien sopesada.

Entiendo que el rendimiento debe de ser muy bueno a juzgar por el calorazo que hace dentro de la furgo cuando se cocina durante un cuarto de hora por ejemplo con la olla exprés. Y, claro, sin esa sensación de humedad acumulada y aire viciado propio de las estufas atmosféricas de gas.

Aquí veis, ampliando este diagrama,



cómo con el peso de la caldera la goma se aplastaría levemente por compresión y dejaría perfectamente estanca la cámara de combustión.



Lo ideal sería usar esta goma, que además tiene la ventaja de estar estandarizada en el comercio y la podríamos sustituir más adelante sin problemas de encontrar otra igual.

Bastaría intecambiarla del borde inferior de la cámara de combustión.



Situar la entrada y salida de la ventilación en los bajos tendría mayor complejidad que en el lateral por:

– El recorrido de los latiguillos es mayor del triple e invade más zonas con posibles problemas (persianas de los armarios, atravesar suelo de los muebles, taladrar los bajos, dificultad de montaje en los bajos por paso de instalaciones...).

– La colocación de la bomba de aire limpio es más molesta y voluminosa en la parte inferior de los muebles que en el magnífico espacio que hay justo debajo de la encimera por encima de la rasante de los cajones.

No sería tan sencillo, una vez puesta en marcha la bomba, comprobar sacando la mano por la ventanilla si el flujo de aire se verifica correctamente por las aberturas.

Las laminillas (14) y el techo de la cámara disipan e intercambian el calor con la corriente forzada del ventilador (9).



Bueno, también cuando ponemos la olla exprés, mucho antes de que empiece a salir algo de vapor por la válvula, en la furgo hace un calor impresionante, sobre todo con el hornillo en la posición de máximo. Sin necesidad de que haya líquido evaporando.

Con el ventilador del sombrerete, hacemos aún más eficiente este sistema térmico.



Lo que quiero decir también es que, debido a la posición lateral de la cocina (no central), se favorece muchísimo la convección natural de aire.



Y además con independencia de que haya vapor de agua, que por cierto no se desea en absoluto porque saturaría de humedad el ambiente. De hecho, en el manual de usuario de la Marco Polo pone bien claro que nunca hay que usar los hornillos tal cual como calefacción (por el consumo de oxígeno y porque en la combustión del gas butano se desprende anhídrido carbónico y vapor de agua).

2 C4H10 + 13 02 -----> 8 CO2 + 10 H2O

butano + oxígeno --> anhídrido carbónico + vapor de agua

En el caso de nuestra caldera, el vapor de agua es arrastrado por el conducto rojo hacia el exterior.



Bueno, olvidé decir que esta caldera es completamente de quita y pon. Una vez fría después de usar se guarda en cualquier rincón porque sólo hace falta cogerla y tirar hacia arriba. Cinco segundos. Es como si fuera una olla exprés puesta boca abajo. La goma sólo toca la encimera contra la que se aprieta.

Luego podemos seguir cocinando normalmente con la única presencia de dos pequeños orificios enrasados en la superficie que no nos molestan para nada.



Es más: sería un excelente sistema de seguridad para drenar un posible escape de gas hacia la calle. Ya que el gas butano, más pesado que el aire atmosférico, se comporta como un fluido y se cuela por el primer sitio que puede: es decir, antes de rebosar por la encimera hacia el suelo de la furgo, saldría por el conducto rojo hacia la calle.

Si por alguna razón (fallo en el ventilador impulsor de comburente desde el exterior, por ejemplo) no llegase oxígeno a la cámara de combustión, la llama se apagaría y el gas dejaría de manar por acción de la válvula termopar que nos viene de serie. Por eso, el riesgo de explosión o de acumulación de gas es tan pequeño como sea de alta la fiabilidad de un termopar, que incluso en caso de fallo interno se cierran en reposo.

Esta caldera no lleva agua sino una goma que hace estanca la cámara por la presión que hace el peso del aparato sobre la encimera de acero (semicírculo azul en el número 12)



El ventilador del número 9 lo que hace es forzar la convección del aire del habitáculo para que el aire frío o templado intercambie más rápidamente con la caldera y se caliente antes (8). Pero se trata de aire respirable, limpio, es un circuito secundario completamente separado del que pasa por la cámara de combustión.



El aire que viene del exterior se quema en la cámara y vuelve al exterior sin mezclarse con el aire de la furgo.

Las aberturas 6 no son ningún escape, sino el lugar por donde el aire frío o templado del habitáculo entra en el intercambiador para volver a salir caliente (8) al habitáculo de nuevo impulsado por la bomba (9).

En cuanto al motor que impulsa el aire limpio por el conducto azul



he optado por ponerlo ahí (aire limpio) y no en el rojo (aire de escape) para evitar el hipotético caso de que se apagara la llama y durante unos escasos instantes saliese gas sin quemar hasta el momento en que actuara el termopar.

Así esa mínima bolsa de gas sin quemar nunca pasaría por un aparato susceptible de emitir alguna chispa (las escobillas del motor).